Japón se coló en el exclusivo club de los «lunáticos» al lograr que su módulo SLIM aterrizara con éxito en la Luna. Después de algunas maniobras de alto voltaje, la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) espera con ansias la confirmación de que la nave está entera y enviando datos correctos desde la superficie lunar.
Con una sexta parte de la gravedad terrestre, el aterrizaje lunar no solo es un logro para Japón, sino también un impulso necesario para su programa espacial, que ha enfrentado varios desafíos. Este triunfo llega después de algunos traspiés, como el percance con el cohete H3 y los altibajos de otros intentos de alunizaje.
SLIM, el protagonista de esta odisea, no es el primer intento japonés en la Luna, pero sí es el primero en alcanzar su objetivo. Este módulo compacto, diseñado para mejorar la precisión de los aterrizajes lunares, marca un hito importante. Japón ahora se une al exclusivo grupo de países, que incluye a la Unión Soviética, Estados Unidos, China e India, que han logrado un aterrizaje suave en la Luna.
Este «aparatito» de no más de 3 metros y con un peso variable dependiendo de la humedad, tiene un propósito ambicioso: mejorar la precisión de los aterrizajes y reducir el tamaño del equipo necesario para futuras misiones lunares. La JAXA espera que esta misión no solo aporte conocimientos cruciales sobre la baja gravedad lunar, sino que también contribuya al proyecto Artemis de exploración lunar, allanando el camino para futuras expediciones, ¡incluso a Marte!
Los datos recopilados por SLIM, armado con mapas lunares de misiones anteriores, serán fundamentales para avanzar en la exploración espacial. Japón, con su ojo puesto en el cielo, ha estado fortaleciendo su papel en la industria espacial, colaborando con gigantes como la NASA y la Agencia Espacial Europea.