¡Ay mamá! Los agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), con el respaldo de la Seguridad Militar del Puerto Multimodal Caucedo, Inspectores de Aduanas y la Dirección de Medicamentos, Alimentos y Productos Sanitarios (DIGEMAPS), se dieron un banquete al confiscar 33 kilos de cocaína líquida. ¿Dónde? Pues en un cargamento que se hacía pasar por inofensivos envases llenos de sazón y bebidas lácteas.
Resulta que, después de recibir chismes de inteligencia, decidieron intervenir un contenedor que venía directito desde la República de Surinam. Y lo que encontraron dentro fue una fiesta: ¡1,572 botellas! Pero ojo, algunas de ellas traían un líquido un tanto sospechoso. Así que las autoridades, nada bobas, activaron el protocolo de actuación para estos casos. ¡Pero qué sabor más particular tenía ese cargamento!
¡Pero qué jugada tan astuta! El fiscal al mando en esta operación no se quedó atrás y mandó las botellas al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) para que le echaran el ojo. Después de unos días, ¡pum!, salió el resultado de los análisis.
El informe reveló que 38 de esas botellas, que fingían ser inocentes bebidas lácteas, eran en realidad purita cocaína líquida. ¡Pero no cualquier cantidad, eh! Nada más y nada menos que 33.59 kilogramos de pura candela. En los demás envases, según el certificado del Inacif, no encontraron ni chispa de sustancias controladas. ¡Qué manera de disfrazar la cosa!
¡La Fiscalía y la DNCD no andan con cuentos! Ya están en modo detective con una investigación a fondo sobre ese intento de narcotráfico con cocaína camuflada en botellas.
Las autoridades dominicanas están más pilas que nunca, porque saben que las redes de narcotráfico no se quedan atrás y buscan todas las triquiñuelas posibles para pasar la mercancía sin que nadie se dé cuenta, ¡y eso es lo que no van a permitir! ¡Aquí nadie se duerme en este juego!