El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el Presidente de China, Xi Jinping, intentarán evitar que la rivalidad entre ambas superpotencias desemboque en un conflicto cuando se reúnan el miércoles por primera vez en un año en una cumbre de alto nivel en San Francisco.
Los dos líderes se encuentran en California para asistir al foro anual de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), pero celebrarán sus conversaciones a solas en Filoli Estate, una casa de campo y museo situada a unos 40 kilómetros al sur de San Francisco.
La reunión, cuidadosamente coreografiada, comenzará con un apretón de manos formal a las 10.45 horas (1845 GMT), seguido de conversaciones bilaterales a puerta cerrada, incluido un almuerzo de trabajo. Se espera que los líderes de las mayores economías del mundo mantengan conversaciones de al menos tres horas.
Biden, de 80 años, tendió una rama de olivo a Xi, de 70, en vísperas de las conversaciones, insistiendo en que Estados Unidos “no intenta desvincularse de China” y quiere mejorar la relación.
Pero el presidente estadounidense no pudo resistirse a añadir más tarde, en una cena de recaudación de fondos, que, bajo el liderazgo comunista de Xi, China se enfrentaba a “problemas reales”, mientras Biden afirmaba estar “restableciendo el liderazgo estadounidense en el mundo”.
China respondió con una portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores señalando que todos los países tenían problemas, incluido Estados Unidos, al tiempo que se ceñía a puntos de conversación positivos sobre la cumbre.
“La clave para estabilizar y mejorar las relaciones entre China y Estados Unidos es que ambas partes trabajen juntas, y la condición más fundamental es el respeto mutuo”, dijo la portavoz Mao Ning.
Globo espía
Los dos líderes no se han reunido en persona desde que mantuvieron conversaciones en Bali en noviembre de 2022, y las relaciones cayeron en picado después de que Estados Unidos derribara un supuestoglobo espía chino en febrero de este año.
Las conversaciones también se producen en el contexto de una larga lucha por la primacía mundial entre Estados Unidos y una China cada vez más asertiva.
Uno de los temas más delicados es Taiwán, la democracia autogobernada sobre la que Beijing reclama soberanía y que no ha descartado tomar por la fuerza. Este miércoles, la portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Gobierno chino, Zhu Fenglian, reiteró que la búsqueda de la independencia por parte de Taiwán significaría la “guerra”.
Se espera que Biden advierta a China de que no interfiera en las elecciones que se celebrarán dentro de dos meses en Taiwán, argumentando que ello elevaría las tensiones.
“Se trata de una relación compleja, una relación competitiva, que podría derivar fácilmente hacia el conflicto o la confrontación si no se gestiona bien”, declaró el lunes el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan.
Beijing y Washington han mantenido en los últimos meses una intensa actividad diplomática de alto nivel que desembocó en el anuncio, menos de una semana antes de la cumbre, de la llegada de Xi.
Las expectativas de grandes anuncios son bajas, pero los dos países han rastreado una serie de posibles victorias de la primera visita de Xi a suelo estadounidense desde que en 2017 fuera recibido por el entonces presidente Donald Trump.