La circulación termohalina, también conocida como cinta transportadora oceánica, es una parte importante de la circulación oceánica a gran escala que se produce para equilibrar los gradientes globales de densidad de las masas de agua. Esta circulación se debe a que el sol no calienta el mar de manera uniforme en todos los lugares y los flujos de agua dulce llegan al océano por puntos específicos, por lo que se requieren corrientes para compensar estas disparidades a nivel global.
El debilitamiento o desaparición de la Corriente del Golfo, una parte de la circulación termohalina que recorre el Atlántico norte, tendría un impacto significativo en el clima de la Tierra. Se produciría un enfriamiento generalizado en todo el Atlántico norte y el hemisferio norte en general, lo que provocaría cambios en la precipitación en los trópicos con un desplazamiento hacia el sur de la Zona de Convergencia Intertropical Atlántica.
En Europa, se experimentaría un fortalecimiento de las borrascas de invierno y una mayor cantidad de ciclogénesis explosivas, lo que llevaría a un aumento de las precipitaciones en forma de nieve. Esto tendría consecuencias en la vegetación y la productividad de los cultivos del continente debido al enfriamiento y la disminución del agua disponible.
Los investigadores también han discutido sobre otros posibles efectos de la desaparición de las corrientes, como variaciones térmicas extremas y huracanes más intensos. Sin embargo, gran parte de esta especulación se basa en modelos y aún hay incertidumbre sobre los efectos precisos que tendría la desaparición de la Corriente del Golfo.
En resumen, aunque la circulación termohalina siempre estará presente en el océano, su debilitamiento o desaparición tendría importantes implicaciones climáticas a nivel global y regional.