El auto eléctrico está suponiendo un dolor de cabeza constante para Volkswagen. Plataformas, producción, software… poco a poco, los problemas se han ido acumulando dentro de la compañía hasta formar una tormenta perfecta. El bote salvavidas, la compañía ya lo busca en China.
«En llamas». Las declaraciones de Oliver Blume, CEO del Grupo Volkswagen desde la salida de Herbert Diess el pasado año, son muy gráficas. El conglomerado de coches está pasando por una situación complicada. La transición al coche eléctrico está comprometiendo sus cuentas y los productos se retrasan y no salen con la calidad esperada.
Blume apuntaba a que los costos de la compañía se habían disparado en los últimos meses y que hay que apretarse el cinturón. Las medidas de ahorro pasan por eliminar 10.000 millones de euros de costes en los próximos tres años. Además, el CEO también aseguraba que la toma de decisiones es siempre demasiado lenta y que a la compañía le cuesta ser más dinámica a la hora de cambiar sus planes.
Un entrada a medio gas. A falta de tener datos con modelos concretos, Volkswagen sigue encontrando unos resultados aceptables en las ventas de coches eléctricos en Europa. En el Q1 de 2023, la compañía consiguió situar a los Volkswagen ID.3 e ID.4 como los terceros y cuartos coches de esta tecnología más vendidos en Europa.
La entrada del Volkswagen ID.3 en el mercado fue fuerte. Creció en 2021 y, sin embargo, en 2022 empezó a perder ventas en favor del Volkswagen ID.4. El crecimiento dio alas a la compañía para aumentar la producción de vehículos eléctricos pero las predicciones han sobrestimado la demanda. La compañía tiene que luchar con los agresivos descuentos de Tesla que sólo en el Q1 de 2023 ha conseguido colocar 71.683 unidades del Model Y, por las menos de 34.000 ventas que suman los Volkswagen ID.3 e ID.4.
En un mercado complicado donde los fabricantes de automóviles están salvando la situación con resultados de récord, como Stellantis o Renault, el Grupo Volkswagen ha tenido que anunciar que sus ventas se resentirán, confirmando una reducción de medio millón de unidades a final de año.
En el peor momento. Un ejemplo de cómo Volkswagen pierde peso está en China. Aunque tradicionalmente ha dominado el mercado, BYD ha conseguido adelantarla en ventas y, además, está ampliando la ventaja, produciendo exclusivamente vehículos de «nueva energía» (híbridos enchufables y eléctricos).
Al mismo tiempo, el Grupo Volkswagen tiene que lidiar con un absoluto caos interno. El planteamiento de las plataformas MEB, PPE y SSP para los coches eléctricos ha acabado por retrasar los lanzamientos de los Porsche Macan y Audi Q6 eléctrico. Porsche ha desvinculado parte de sus desarrollos y Audi no deja de perder relevancia, con poca oferta de coches eléctricos y desarrollos parados.
Gran parte de la culpa del parón de estos desarrollos se encuentra en Cariad. La compañía dedicada exclusivamente al software de los vehículos entregó primeras versiones que no han convencido a clientes ni a las propias firmas del conglomerado. Además, presionados por la variedad de plataformas, no han conseguido entregar a tiempo los proyectos y todo ha terminado con una revolución completa de su cúpula.
Volkswagen mira a China: Parte 1. Decidida a reducir costes y volver a generar valor con Audi, cuyo margen de beneficio ha sido altamente explotado por Volkswagen en los últimos años, el conglomerado ha llegado a un acuerdo con SAIC para sostener un nuevo modelo completamente eléctrico sobre la plataforma china.
De esta manera, podrá por fin dar salida a modelos eléctricos que estaban en desarrollo pero a los que les falta la puntilla del software para poder salir a la calle. Además, se apunta a que podría servir como base a los modelos más pequeños de la compañía que, según el experto en automoción Guillermo García Alfonsín, no tendrían la calidad esperada con una plataforma MEB pero tampoco serían rentables sobre la PPE.
De esta manera, Audi tendrá a mano una plataforma que ya se utiliza en China, facilidades para producir a coste más barato y, además, incluir también baterías del país que, como China controla la cadena de suministro, le saldrían mucho más baratas.
Volkswagen mira a China: Parte 2. Pero además de la compra de una plataforma a SAIC, Volkswagen sigue inmersa en encontrar soluciones dentro de China. La última es una inversión de 700 millones de dólares en XPeng, una firma de coches eléctricos que aspiraba a competir con Tesla pero que no pasa por su mejor momento. Según Reuters, las pérdidas por vehículo no han dejado de aumentar en los últimos años y Bloomberg recoge que la rentabilidad de la compañía se ha retrasado a 2025.
Con los 700 millones de dólares, Volkswagen recibe casi el 5% de las acciones y, lo que es más importante, un puesto en la junta. Desde el medio económico adelantan que la idea es lanzar vehículos de manera conjunta a menores costes y recuperar cuota de mercado en un país que no deja de crecer en el coche eléctrico pero donde Volkswagen sigue perdiendo presencia. XPeng gana la oportunidad de «obtener importantes ingresos recurrentes provenientes de esta colaboración», según mencionó su copresidente Brian Gu a Bloomberg TV.
Pero otro de los lugares a los que apunta esta colaboración es al software. El experto JF Calero en el canal de Carwow recalca que XPeng ha sido conocida por el buen desarrollo de su conducción autónoma e, incluso, uno de sus máximos dirigentes está denunciado por Tesla, pues es un exempleado de la compañía de Elon Musk y ésta entiende que utiliza información confidencial en sus vehículo.