Christopher Nolan tiene fama de director estirado y con unos gustos de exquisita cinefilia, y que de ahí no sale, y no es cierto. Esa consideración, en todo caso, podrá aplicarse a algunos de sus fans más enjutos, pero lo cierto es que Nolan ha demostrado a lo largo de su carrera una querencia considerable por la vertiente más popular del cine, desde adaptar a Batman a entrar a menudo en géneros poco distinguidos como la ciencia-ficción.
Por ejemplo, Nolan es devoto, como reconoció en el podcast Happy Sad Confused, de algunas franquicias inesperadas. Le encanta ‘Tokyo Drift’, la extraña entrega que nació fuera de la continuidad de ‘Fast & Furious’ pero luego fue incorporada a la Dimensión Toretto. Y afirma que también le interesa el vuelco que dieron cuando Justin Lin se puso al frente, con cada secuela intentando ser más espectacular que la anterior. Y eso le lleva a hablar de lo que define como «la lección de ‘Alien 3′»
La tercera entrega de ‘Alien’, debut en la dirección de David Fincher (muy a su pesar) es la mejor prueba de que nunca cuaja una secuela que opta por bajar la intensidad: «puedes hacerla, pero no va a hacer feliz a nadie. Aunque personalmente me encanta esa película». El propio Fincher se ha desentendido en numerosas ocasiones de la película (hasta el punto que Nolan afirma que «nunca me atrevería a mencionarle ‘Alien 3»), que tuvo un larguísimo proceso de preproducción en el que llegó a contar hasta con un guión escrito por el mismísimo William Gibson (‘Neuromante’).
Nolan afirma de la película que «creo que es muy consciente de los defectos y de la terrible experiencia que tuvo al rodarla, y de lo mucho que lo maltrataron, es que sólo puedo imaginarlo. Pero su talento brilla en esa película. Salí del cine y hablando con un tío con el que estaba, le dije: ‘Acabo de ver al nuevo Ridley Scott. Sé quién es el nuevo Ridley Scott, es David Fincher’, y no me equivocaba. Está ahí en la película, lo sepa él o no». Un estupendo elogio para una película que aunque durante un tiempo ha estado considerada entre las peores de la franquicia, el tiempo (y más secuelas) ha acabado otorgándole categoría de culto.