El factor de riesgo oculto que debes conocer sobre el colesterol: los expertos alertan sobre su impacto en la salud

Los análisis de sangre rutinarios suelen medir los niveles de colesterol y triglicéridos, que son lípidos transportados en la sangre en forma de lipoproteínas. Algunas lipoproteínas, como el HDL, son consideradas beneficiosas para el organismo, mientras que otras, como el LDL y la lipoproteína (a), pueden contribuir a la formación de aterosclerosis.

La lipoproteína (a), también conocida como Lp(a) o lipoproteína pequeña, es un tipo de lipoproteína de baja densidad que no se evalúa en los análisis de sangre de rutina. Su nivel en el organismo está determinado por factores genéticos y generalmente no se ve afectado por el estilo de vida.

Es importante tener en cuenta que la lipoproteína (a) no es técnicamente un colesterol, pero contiene colesterol en su estructura lipídica. Según el doctor Pablo Corral, presidente de la Sociedad Argentina de Lípidos, aproximadamente el 20-25% de la población puede tener niveles elevados de esta lipoproteína.

En base a estudios científicos recientes, se sugiere que la lipoproteína (a) también debería ser evaluada en pruebas específicas, debido a su papel en el metabolismo de los lípidos y su asociación con enfermedades cardiovasculares.

Cuando los niveles del lipoproteína (a) están alterados, puede haber más riesgo de padecer un infarto, un ataque cerebrovascular o ACV y una estenosis de la válvula aórtica del corazón.

La alteración no da síntomas, y la actividad física o la alimentación saludable no la contrarrestan. Por eso, es importante hacerse al menos una vez en la vida una prueba para determinar el nivel de la lipoproteína (a), según consejo que elaboró la entidad médica.

También la Asociación Estadounidense del Corazón (más conocida como AHA por su sigla en inglés), ha advertido que los altos niveles de lipoproteína(a) [Lp(a)] son un factor de riesgo independiente, predominantemente heredado y causal de enfermedades cardiovasculares, la principal causa de muerte y discapacidad en todo el mundo. Se estima que 1 de cada 5 estadounidenses tiene niveles altos de Lp(a).

Sin embargo, la mayoría de las personas no conocen su nivel de riesgo.

El análisis de lipoproteína (a) se usa entonces para entender mejor su riesgo cardiovascular. Sin embargo, no es una prueba de rutina.

Cuando se hace el estudio de la lipoproteína, la medición de esta lipoproteína se expresa en “Nanomoles por litro” (nmol/l). Los valores superiores a 100-125 nmol/l se han asociados con aumento de la incidencia de infarto agudo de miocardio, ataque cerebrovascular y estenosis valvular aórtica. “La estenosis implica una calcificación de la válvula del corazón”, explicó Corral.

También el nivel alterado de la lipoproteína (a) se ha asociado a un mayor riesgo de tener enfermedad de las arterias periféricas, bloqueo de arterias en las piernas o los brazos.

De acuerdo con el doctor Corral, “en algunas familias, la lipoproteína está alterada en varios miembros. La determinación de la lipoproteína debería tener en cuenta. No es costosa ni requiere ayuno. Luego un profesional de la salud deberá interpretar los resultados de la prueba en el contexto de la consulta médica y evaluar los diferentes factores de riesgo cardiovascular”.

En un laboratorio certificado, se puede hacer la prueba de lipoproteína (a). Allí se le toma una muestra de sangre de una vena de un brazo usando una aguja pequeña. Después de insertar la aguja, se extrae una pequeña cantidad de sangre que se coloca en un tubo de ensayo. El procedimiento suele durar menos de cinco minutos.

Si se detecta un nivel alterado de la lipoproteína (a) o Lp(a) en el paciente, se puede intentar bajar el riesgo cardiovascular, señaló el experto. “La prueba se puede hacer en niños y adultos. Aún no hay un tratamiento específico aprobado. Pero se puede usar los fármacos estatinas, que se indican para los niveles de colesterol también”, mencionó.

Diferentes investigadores científicos aún están estudiando cómo los niveles de lipoproteína (a) afectan la salud y están desarrollando tratamientos. De acuerdo con el consenso de la Sociedad Argentina de Lípidos, hay distintas estrategias con fármacos aún en evaluación que podrían tener un efecto directo para disminuir los niveles de la lipoproteína Lp(a).

“En primer lugar, debemos mencionar al pelacarsen, un oligonucleótido antisentido de segunda generación que ha demostrado descender los niveles de Lp(a) hasta en un 80%”, comentaron los especialistas en el consenso.

El estudio HORIZON, en fase III, aleatorizado y controlado, evaluará 80 mg de pelacarsen administrados por vía subcutánea frente a placebo, en aplicación mensual. Este estudio está en marcha en pacientes en prevención secundaria. Se hace con el objetivo principal de disminuir los eventos cardiovasculares y terminará en 2024.

La segunda estrategia en marcha es el fármaco olpasiran, que utiliza otra metodología de terapia con oligonucleótidos. En este caso, una molécula pequeña de interferencia al ARN. En estudios en fase II demostró una reducción en los valores de Lp(a) del 70% al 95%. Además, se estudia el compuesto llamado SLN360, en fase I.