La «masacre de Shakahola» en Kenia, perpetrada por una secta evangélica que practicaba un ayuno extremo, ha dejado un saldo de 403 fallecidos, según informó la prefecta de la región de la costa. Recientemente se descubrieron 12 cuerpos más, lo que elevó el balance total de víctimas. Las autoridades continúan la búsqueda de fosas comunes en la zona, y se espera que el número de muertos aumente.
La policía ha identificado a la mayoría de los cuerpos exhumados como adeptos de la Iglesia internacional de la Buena Nueva, liderada por el pastor autoproclamado Paul Nthenge Mackenzie. Este pastor promovía el ayuno hasta la muerte como forma de «encontrarse con Jesús». Mackenzie se encuentra detenido desde abril y enfrentará cargos por «terrorismo».
Además, otras 16 personas son acusadas de pertenecer a un grupo encargado de vigilar que los adeptos no abandonaran el ayuno o escaparan del bosque donde se reunían. Las autopsias realizadas hasta ahora revelaron que la mayoría de las víctimas murieron de hambre después de escuchar oraciones. Algunas víctimas, incluyendo niños, fueron estranguladas, golpeadas o asfixiadas.
En respuesta a la tragedia, el ministro del Interior anunció que el bosque de Shakahola será declarado «lugar de memoria». Sin embargo, la decisión de iniciar procesos por «tentativa de suicidio» contra 65 adeptos que se negaron a alimentarse después de ser rescatados del bosque ha sido criticada por grupos de derechos humanos.
La masacre ha generado indignación en Kenia y ha llevado a las autoridades a ser cuestionadas por no haber evitado las acciones del pastor Mackenzie, quien había sido detenido anteriormente por sus prédicas extremas. Se ha señalado la actitud negligente de la policía y las autoridades judiciales que liberaron al pastor después de detenciones anteriores.
Este trágico evento ha reavivado el debate sobre el control de los cultos en Kenia, un país de mayoría cristiana con numerosas iglesias. El ministro del Interior ha instado a realizar reformas legales para controlar a los líderes religiosos delincuentes.