Las ciudades se han inundado de SUV. Es una consecuencia directa de la fiebre que se ha instalado en el mercado. Parece un hecho evidente que nos gustan los coches grandes, aunque siempre hay excepciones. Y los fabricantes están dispuestos a vendernos todos los que puedan.
Pero su tamaño, que algunos consideran como una ventaja en caso de accidente, tiene sus problemas evidentes en las grandes ciudades. Son más peligrosos para los peatones y los ciclistas y, además, mientras que el tamaño de los coches no ha parado de crecer, el de las infraestructuras se mantiene.
El problema se hace más palpable en las plazas de aparcamiento públicas. Ya no es solo que los espacios se vayan haciendo más estrechos y sea más complicado aparcar, además entran menos vehículos en un espacio público que, además, tiende a la peatonalización y a ponerle las cosas complicadas al vehículo privado.
En París, donde el número de SUV ha crecido en un 60% según Le Parisien, han tomado una decisión.
Este mismo político señalaba en su discurso en el pleno que «entre 1960 y 2017, el peso de los vehículos creció en promedio un 62%, su anchura un 14% y su altura un 21%» mientras que las ciudades mantienen el mismo tamaño de sus calles, lo que supone un evidente problema a la hora de gestionar el espacio público. La única solución, aseguraba, pasa por castigar a los vehículos de mayor tamaño y más contaminantes.
En consecuencia, el consistorio parisino empezará a cobrar una tarifa progresiva en sus aparcamientos en función del tamaño y el peso del coche. Será, por tanto, algo similar a un impuesto por el espacio ocupado. A falta de saber cuánto pagarán de más los dueños de estos coches, el 1 de enero de 2024 se empezará a castigar a quienes se muevan por París con un SUV.
En los planes entra la intención de rebajar el precio de la tasa a las familias con menos recursos y a las familias numerosas, pues se considera que éstas últimas no pueden renunciar a los vehículos de mayor tamaño.
También los SUV eléctricos están en el foco. David Belliard, adjunto (EELV) del alcalde de París, señalaba lo siguiente en palabras recogidas por Le Parisien:
Un SUV eléctrico clasificado Crit’Air 0, que cuesta más de 60.000 euros, podría circular libremente mientras que un pequeño vehículo térmico estaría prohibido en la futura zona de bajas emisiones de Ile -de-France. Todos entienden que algo anda mal. Porque aunque un vehículo sea eléctrico, cuanto más pesado sea, mayores serán las emisiones de partículas finas inducidas por su frenado.
En el mismo medio, Pierre Chasseray, presidente de la asociación 40 millions d’automobilistes mostró su rechazo a la medida asegurando que se estaba legislando contra las familias que necesitan un coche para salir de la ciudad los fines de semana.
En Le Parisien apuntaba a que los pequeños SUV, en el fondo, apenas se diferencian de un compacto. Señala que «han reemplazado a las minivans y se han convertido a su vez en modelos familiares que cumplen con los estándares de seguridad», al tiempo que subraya que si los coches son ahora más anchos son, precisamente, para dotar a los pasajeros de mayor seguridad y que un vehículo pequeño no puede alcanzar estos mismos estándares porque, físicamente, no hay espacio en el interior para dotarlos de los mismos asientos que sus hermanos mayores.
Además, en declaraciones posteriores, Chasseray acusaba a los ecologistas de legislar para unos pocos urbanitas.
El SUV es una respuesta al modelo familiar. No solo es para viajar solo durante la semana sino que también se utiliza para necesidades familiares durante los fines de semana y salidas de vacaciones. Nos rendimos ante un microcosmos de poblaciones muy urbanas que han decidido hacer de los todoterrenos el alfa y el omega en la lucha contra la contaminación.
Tampoco París ni Lyon (que también aplicará las nuevas tarifas) serán las primeras ciudades que opten por este sistema. En Japón y Corea del Sur hace tiempo que imponen fuertes restricciones a los vehículos de mayor tamaño, lo que provocó la proliferación de los Kei Cars, pequeños automóviles de menos de 600 cc y 64 CV que, cada año, son los más vendidos en ambos países.