El trágico suceso de una secta cristiana en el sur de Kenia en abril pasado ha cobrado un número mayor de víctimas. De las 95 personas reportadas en ese momento, ahora se informa de un total de 350.
Las autoridades dieron a conocer esta información tras el descubrimiento de otros 12 cuerpos este lunes. Según los últimos datos confirmados por la comisionada regional de policía de la costa keniana, Rhoda Onyancha.
Hasta el momento, se reportan un total de 613 personas desaparecidas, mientras que 95 personas han sido rescatadas con vida.
En la cuarta fase de las exhumaciones, el ministro del Interior keniano, Kithure Kindiki, informó que se han identificado al menos 40 nuevas fosas comunes en el bosque de Shakahola, en el condado costero de Kilifi, las cuales están pendientes de ser abiertas.
Esta tragedia ha conmocionado a Kenia, y las autoridades continúan trabajando en la investigación y rescate de las personas afectadas. Es un recordatorio de la importancia de la vigilancia y el apoyo a las comunidades para prevenir y abordar situaciones peligrosas como estas.
«Perdimos a muchos kenianos cuyo pecado fue seguir y confiar en una persona que creían que era un hombre de Dios (…) Vimos familias de seis y de siete enterradas en una tumba», dijo el ministro keniano.
En el trágico suceso conocido como «la masacre de Shakahola», un bosque de más de 320 hectáreas en Kenia, se han encontrado la mayoría de los cuerpos enterrados en tumbas y fosas.
El pasado 27 de junio, el patólogo jefe del Gobierno, Johansen Oduor, informó que, de los 338 cuerpos examinados hasta esa fecha, 117 eran menores de edad y 201 eran adultos, mientras que 20 estaban en un estado de descomposición demasiado avanzado para determinar la edad.
Las autopsias realizadas hasta ahora han revelado que todos los cuerpos mostraban signos de inanición, y algunos, especialmente los niños, presentaban indicios de estrangulamiento y asfixia.
Las primeras investigaciones policiales apuntan a que los seguidores eran obligados a seguir en ayuno incluso si querían abandonarlo.
En junio, la Fiscalía informó sobre el fallecimiento de uno de los sospechosos tras haber mantenido una huelga de hambre durante su detención y después de que el juez Shikanda ordenara el traslado de Mackenzie y el resto de retenidos desde comisarías a la cárcel de la ciudad de Malindi, también en el sur del país.
Entre los responsables figura Paul Mackenzie, líder de la banda que cometió los asesinatos. Él y su asistente están bajo custodia policial desde el pasado 14 de abril.