unos 131 millones de años luz de distancia de la Tierra, en la constelación de la Vela, se encuentra la galaxia NGC 3256, un objeto galáctico muy particular que acaba de ser fotografiado por los ojos del telescopio espacial James Webb. También conocida como ESO 263-38, LEDA 30785 o IRAS 10257-4338, esta galaxia tiene aproximadamente el mismo tamaño que la Vía Láctea y es miembro del complejo Hydra-Centaurus.
La peculiar morfología de NGC 3256 es el resultado de una colisión cósmica entre dos galaxias en un evento que ocurrió hace millones de años. Concretamente, su formación se atribuye a un importante evento de fusión galáctico que tuvo lugar entre dos galaxias espirales hace unos 500 millones de años. La fusión de galaxias es un suceso común en el universo y juega un papel fundamental en la configuración de su evolución. Lo que sucede es que, cuando dos galaxias se acercan, sus fuerzas gravitatorias interactúan, lo que lleva a una colisión y finalmente a una fusión.
En este proceso, las estrellas, el gas y el polvo de las galaxias que interactúan se distorsionan y forman diversas estructuras. En el caso de NGC 3256, esta colisión cósmica condujo al surgimiento de una única galaxia de forma peculiar con dos núcleos distintos, que son los restos de los centros de las galaxias originales que ya no se aprecian. Lo que sí se distinguen son las colas luminosas extendidas que se abren alrededor de la galaxia y que representan una huella del pasado violento de esta galaxia.
“El tumultuoso pasado de NGC 3256 se captura en los largos zarcillos de polvo brillante y estrellas que se extienden hacia afuera desde el cuerpo principal de la galaxia”, dijeron los astrónomos de Webb. “Las llamativas regiones rojas y naranjas repartidas por la galaxia contienen estrellas jóvenes creadas en la fusión que irradian pequeños granos de polvo, que luego emiten luz infrarroja que los instrumentos de Webb capturan con asombroso detalle”.
La colisión de galaxias suele ir acompañada de un aumento de la tasa de formación de estrellas. Esto se debe a que la interacción gravitatoria entre las galaxias puede comprimir su gas interestelar, lo que desencadena la formación de nuevas estrellas6. NGC 3256 no es una excepción, ya que exhibe un alto nivel de actividad de formación de estrellas.
Los astrónomos han observado numerosas regiones de formación de estrellas, conocidas como regiones HII, dentro de NGC 3256. Estas regiones se caracterizan por la presencia de gas de hidrógeno ionizado, lo que indica una formación estelar en curso. Además, se sabe que NGC 3256 alberga una gran población de estrellas jóvenes y masivas, lo que respalda la idea de que esta está experimentando un evento de estallido estelar.
Las observaciones anteriores de NGC 3256 con el Telescopio Espacial Hubble de NASA/ESA revelaron esta colisión cósmica en longitudes de onda visibles. La nueva imagen contiene datos de la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam) y el instrumento de infrarrojo medio (MIRI) de Webb, que capturan la galaxia con un detalle sorprendente en longitudes de onda infrarrojas.
“La colisión galáctica que creó NGC 3256 desencadenó un estallido luminoso de formación estelar que se puede ver en las partes más brillantes de esta imagen de Webb. Estas estrellas jóvenes brillan más intensamente en longitudes de onda infrarrojas, luz que puede penetrar a través del polvo que oscurece la galaxia y que hace que las estrellas sean sujetos perfectos para Webb”, aclaran los científicos.
NGC 3256 es, por tanto, un fascinante ejemplo de la naturaleza dinámica del universo. Como resultado de una colisión cósmica entre dos galaxias espirales acaba convirtiéndose en un objeto único, caracterizado por su apariencia distorsionada y su continua formación estelar.