Cuál es la mejor manera de organizar una familia multiespecie

Una manada de lobos, al igual que una de perros en estado asilvestrado, o familia multiespecie de “puertas adentro”, entre otros grupos sociales, se organiza de una forma especial. Y en el mundo moderno la familia que integramos con ellos, al menos para los perros, se pauta y organiza de esta manera:

1- Una pareja dominante.

2- Una pareja o varias secundarias (beta), que además de ocupar el segundo lugar en cuanto a importancia, serán con toda probabilidad, alguno de ellos, los sustitutos futuros de la pareja dominante.

3- Los individuos de mediano rango.

4- Los individuos de más bajo rango (omega).

Mientras no alcancen la edad de su madurez sexual, los cachorros permanecen fuera de este complejo sistema jerárquico (Getty)

Cada lobo, o cada perro, acepta su posición individual en la manada, del mismo modo que lo hacen los miembros de una familia. La pareja dominante dirige todo el grupo, mientras que una pareja secundaria está al mando de los lobos o los perros de mediano rango. 

La pareja dominante tiene importantes privilegios: es la primera en comer y la única en procrear.

En la jerarquía de la manada existen otros dos roles también definidos: beta o sea los trabajadores a la hora de cazar y los omega, o sea los acosadores al momento de la estrategia de la cacería.

El resto de los integrantes de la manada, menos dominantes, tendrán una actitud sumisa hacia el animal que manda: como lamer el hocico del líder, encoger sus cuerpos y colocar sus cabezas, colas y oídos más bajos que los miembros superiores.

Es importante identificar si el perro de la casa es alfa, beta u omega (Getty)

Los de segunda jerarquía actúan como segundo comandante y pueden llegar a destronar a los machos dominantes si persisten en retarlo. Los demás adultos se encargan de dirigir a los otros miembros de la manada de los rangos medianos e inferiores.

El término macho omega es un opuesto de alfa y fue usado antiguamente en etología para referirse al escalafón más bajo de la jerarquía social.

Un omega es el subordinado del resto de la comunidad. Y muchas veces es el último en comer.

Si imaginamos toda esta organización, pero aplicada al perro como animal de compañía -a su vez inserto del seno de nuestra familia- veríamos que si pudiera hablar nos diría que está feliz en esta rara manada donde los alfa, los dominantes (por nosotros) consiguen comida, agua, cobijo y lecho, pero ladran raro y caminan en dos patas.

Otras cuestiones de la manada

Cada perro acepta su posición individual en la manada, del mismo modo que lo hacen los miembros de una familia (Getty)

Mientras no alcancen la edad de su madurez sexual, los cachorros permanecen fuera de este complejo sistema jerárquico. Y a las hembras les toca el papel de subalternas con respecto a los machos de la misma jerarquía.

Comparemos a los lobos con nuestros perros: todo lo que dijimos del lobo se puede y se debe aplicar a nuestro contacto y relación cotidiana con nuestro perro.

Establezcamos claras jerarquías en nuestra manada familiar. Debe quedar claro en el “lenguaje perro” quién es el líder y quién no. Esto no se logra con autoritarismo si no con mensajes claros y firmes con respecto a la comida, el lecho, los ritmos y las reglas de convivencia.

Para una convivencia armoniosa, debe quedar claro en el “lenguaje perro” quién es el líder y quién no en la casa (Getty)

Identifiquemos qué tipo de perro tenemos en casa. ¿Es un alfa? ¿Un beta? ¿O tal vez un omega? Para saberlo, basta saber que los alfa intentarán mandar, mientras que los beta (la mayoría de los perros) aceptarán claramente el dominio y la jerarquía y hasta la disfrutarán. Y los omega son sumisos, pero ladradores (deben avisar los peligros y amenazas de la manada) y puede ocurrir que muerdan los talones de algún a visita inhabitual de nuestra casa (en la cacería acechan ladrando y garronean a la presa).

Recordemos que la lucha por la supervivencia en los perros se lleva a cabo para concretar la obtención de alimento, agua, pareja, individuo favorito, lugar de descanso y juguete. Mientras que los lobos, al no ser neoténicos (con permanencia adulta de conductas infantiles), no lucharán por los juguetes.

Conocer estas pautas facilita cualquier proceso de enseñanza y de relación con nuestros perros.