Un ejemplo más de las tácticas ilegales empleadas por la extensa flota de buques que el régimen de Beijing tiene desplegada en América Latina surgió recientemente en las playas cercanas a Punta del Este, Uruguay.
Un miembro de la tripulación de un barco pesquero chino, que navega en las aguas del Río de la Plata y pesca indiscriminadamente las especies que habitan en el océano Atlántico, lanzó un mensaje de auxilio en una botella, que fue encontrada recientemente en la playa Sauce de Portezuelo.
Milko Schvartzman, especialista en conservación marina y experto en las tácticas de pesca china en América Latina, compartió la imagen de la botella transparente con una servilleta blanca en su interior, en la que se ven caracteres escritos con un marcador negro.
«Hola, soy un tripulante del barco Lu Qing Yuan Yu 765. Estoy encerrado en la compañía. Cuando veas este papel, ¡por favor ayuda a llamar a la policía! ¡Ayuda, ayuda!», dice el mensaje. A pesar de que estos barcos suelen mantener sus transmisores apagados para evitar ser detectados por las guardias costeras, Schvartzman logró localizar el barco en el sistema de radares, justo frente al Puerto de Montevideo.
La Prefectura de Piriápolis y la Fiscalía de Flagrancia pudieron verificar que el barco está a punto de atracar en territorio uruguayo. El fiscal Diego Pérez, a cargo de la investigación, anticipó que se llevará a cabo una inspección a bordo cuando llegue al país. Sin embargo, este incidente es solo una de las muchas denuncias realizadas sobre la flota de barcos pesqueros que el régimen de Beijing ha desplegado en América Latina durante más de dos décadas, donde sus tripulantes son sometidos a tratos inhumanos y forzados a pescar de manera ilegal e irresponsable.
Incluso, el Puerto de Montevideo, donde pronto atracará el barco en cuestión, ha sido señalado como «el principal apoyo a la flota del Atlántico Sur». Allí, según las investigaciones de Schvartzman, «desembarca al menos un tripulante fallecido por mes debido a las terribles condiciones de vida a bordo».
Estas empresas chinas contratan a trabajadores de Indonesia, Filipinas o África con una serie de promesas atractivas que desaparecen una vez en alta mar. En 2014, mientras realizaban una investigación sobre el tema, Eduardo Campos Lima y Bruno Garattoni encontraron un grupo de 28 africanos que desembarcaron de un barco con bandera de Beijing en Montevideo y se negaban a volver a subir. Según declararon, no sólo no habían recibido el pago prometido, sino que también se les alimentaba con un plato de arroz al día, se les obligaba a trabajar encadenados y eran golpeados y maltratados. Algunos incluso padecían tuberculosis debido a las malas condiciones de higiene a bordo.
Además, un informe de la propia Prefectura Naval detalló 53 casos de tripulantes fallecidos en menos de 5 años