No es un secreto que a Steve Jobs no le hacía mucha gracia Android. Sí, era el gran sistema rival de su iOS, pero no, no es eso lo que motivó el odio de Jobs hacia Android. La razón es que el cofundador de Apple sentía que Google lo había traicionado.
En la biografía de Jobs escrita por Walter Isaacson y publicada en 2011, podemos conocer un poco más al genio tras la manzana y, como él mismo comentó, no tenía ningún cadáver en el armario que no pudiera ver la luz. Y es así como conocimos los detalles del momento en el que Steve Jobs prometió que iba a destruir Android. Spoiler: le salió regular, pero nos dejó frases para la historia.
Google y Apple se han puesto de acuerdo en lo que importa
Antes de mirar al pasado, creo que es interesante echar un ojo al presente. Por un lado, cada vez que sale una nueva versión de Android vemos cosas que el iPhone ya tenía o le sigue faltando al sistema de Google y viceversa: con cada nuevo iOS tenemos una serie de novedades que ya disfrutábamos en Android. Por poner dos ejemplos concretos: pantalla siempre encendida de los iPhone o los widgets.
Ambas se nutren de las novedades y los beneficiados somos los usuarios. Eso también se ha notado cuando ha hecho falta. Por ejemplo, ante la emergencia del COVID, Apple y Google lanzaron una API desarrollada conjuntamente que permitía indicar al usuario si había estado cerca de alguien con COVID.
Fue interesante ver el comunicado en el blog de Google con la firma de Apple, pero no es el único momento en el que hemos visito algo así. En el Google I/O de hace unas semanas, Google anunció que los usuarios podrán saber si les han colocado un AirTag para vulnerar su privacidad.
Hasta ahora, en Android debíamos utilizar una app de terceros si queríamos saber si teníamos un AirTag cerca, pero con esta colaboración, no será necesario. Son dos ejemplos perfectos de dos empresas rivales que se dan la mano para cosas importantes. Otro ejemplo: Microsoft, Apple y Google están trabajando en passkeys para acabar con las contraseñas.
Y es que, al final, estas decisiones nos interesan a todos porque la cuota de Android, según datos de Statcounter, es del 68,61%, con una cuota del 30,61% de iOS. El iPhone sigue siendo el móvil más vendido, pero Android está en plena forma a Jobs no le habría gustado lo más mínimo.
“Esto es una puta copia del iPhone, nos habéis estafado por completo”
Ahora sí, vamos al pasado. En enero de 2007, Jobs presentó el iPhone. No era el primero de su clase, pero fue una revolución. Las unidades de presentación no eran funcionales y el sistema se bloqueaba si Jobs se salía del guion, el primer iPhone tenía muy pocas apps y, de hecho, no había ni tienda de aplicaciones (la App Store nació un año después), pero fue un teléfono que lo cambió todo.
Jobs consideraba que el iPhone innovaba como concepto, pero también en elementos funcionales como la navegación por la pantalla a base de deslizar el dedo, la disposición de los iconos, la propia pantalla multitáctil y acciones a las que nos acostumbramos enseguida como el gesto de pellizcar para alejarnos o acercarnos en una fotografía.
El mundo quedó impresionado y, en octubre de 2008, el HTC Dream vio la luz con una versión de Android para teléfonos móviles (recordemos que era un software para cámaras digitales) y con tienda de aplicaciones: la Android Market. A Jobs no le gustó, pero no era como el iPhone: tenía botones y hasta un teclado QWERTY, así que no era tan “peligroso”. El que sí supuso un riesgo, y puso furioso a Jobs, fue el HTC Magic.
Con ese modelo, la cosa cambió. Se lanzó en 2009 y fue un cambio bastante notable respecto al HTC Dream. Prescindía de la mayoría de los botones y fue una gran puerta de entrada para Android. De hecho, creo que muchos guardamos un muy buen recuerdo de ese modelo. Muchos, excepto Jobs, que demandó a Google y HTC en 2010 por el parecido con el iPhone.
En el texto de la demanda, recogido en la biografía escrita por Isaacson, tenemos uno de los párrafos más curiosos de los últimos años:
“Google, esto es una puta copia del iPhone, nos habéis estafado por completo. Es un robo descarado en primer grado. Invertiré hasta mi último aliento si es necesario, y gastaré cada centavo de los 40.000 millones de dólares que tiene Apple en el banco para rectificar esta situación”.
“Voy a destruir Android porque es un producto robado. Estoy dispuesto a empezar una guerra termonuclear por este asunto. Están muertos de miedo, porque saben que son culpables. A excepción de su motor de búsqueda, los productos de Google (Android, Google Docs) son una mierda”.
¿A qué se refería Jobs con eso de “es un producto robado”? Fácil: Eric Schmidt era en aquellos momentos el consejero delegado de Google, pero antes, y durante la concepción del iPhone y el iPad, habría ejecutado el mismo rol dentro de Apple. Es decir, conocía de sobra el sistema del iPhone y, cuando Android “nació”, estaba en Google.
Tras la demanda, Schmidt quiso limar asperezas y citó a Jobs en una cafetería con el objetivo de negociar. Steve no estaba por la labor y, de hecho, nos regaló otro par de frases que no solemos escuchar por parte de alguien en su posición:
“No me interesa llegar a un acuerdo extrajudicial, os hemos pillado con las manos en la masa. Si me ofrecieras 5.000 millones de dólares, nos los aceptaría. Ya tengo mucho dinero. Lo que quiero es que dejéis de utilizar nuestras ideas en Android, eso es todo lo que quiero”.
Esa obsesión de Steve Jobs con Android duró unos años, ya que tras la presentación del iPad, cuando el equipo se reunió para hablar sobre el éxito del dispositivo, Steve seguía dándole vueltas a la traición de Google.
“Nosotros no nos hemos metido en el campo de los motores de búsqueda. Son ellos quienes han entrado en el mundo de los teléfonos. No os confundáis: quieren destruir el iPhone y no vamos a permitírselo”.
Fue un asunto que recordaba a la batalla entre la Microsoft de Bill Gates y la Apple de Steve Jobs, cuando volvíamos a ver una batalla entre un software abierto y uno más controlado. Pero bueno, realmente en los primeros años del iPhone, Steve -y Apple- tuvo para todos. De hecho, puede que no te sonara la demanda contra HTC, pero seguro que recuerdas algo sobre todo el lío entre Apple y Samsung porque los Galaxy S. plagiaron, supuestamente, elementos del móvil de la manzana.
Al final, es de agradecer conocer este tipo de entresijos, pero lo realmente importante es lo que comentábamos hace unas líneas: Apple y Google se han puesto de acuerdo cuando ha sido necesario. Y entre eso y que se “copian” mutuamente, el que gana es el usuario.