Los diseñadores japoneses N-Ark, responsables del desarrollo de esta nueva ciudad autosuficiente, han llamado al proyecto, que se compone de tres partes, Dogen City que ofrece una solución única a los desafíos de las ciudades superpobladas y el cambio climático.
Y es que, a medida que el nivel del mar continúa aumentando, muchas zonas estarán en riesgo de volverse inhabitables y el futuro de la vida urbana podría significar que muchos de nosotros tendremos que considerar vivir en alta mar en algún momento de los próximos 30 años.
Un nuevo concepto de ciudad
Por eso surge la idea de construir Dogen City: una «ciudad flotante de salud inteligente» en tiempos de paz e ciudad independiente en caso de un desastre natural. Según sus desarrolladores, la ciudad proporcionaría un hábitat autosuficiente para 40.000 personas, y una cuarta parte de ellas serían residentes permanentes.
La ciudad estaría distribuida en tres zonas muy bien diferenciadas:
- Un anillo exterior en el que se encontrarán las principales áreas de vivienda e instalaciones de agua, alcantarillado y energía.
- La segunda, tras el anillo, una zona con edificios flotantes que pueden moverse libremente, y donde habrá barcos transportando a los residentes por la ciudad, como si de un metro acuático se tratara.
- La tercera zona, se encuentra bajo el agua, un rincón científico sumergido en el que se encontrará el centro de datos submarino, así como instalaciones de investigación médica.
Todas las zonas medirían unos 4 kilómetros de circunferencia y aproximadamente 1,58 kilómetros de diámetro y albergaría a 10.000 personas como residentes permanentes y 30.000 más como visitantes o turistas en cualquier momento. Su forma circular estaría diseñada para resistir el clima severo e incluso tsunamis, aunque no hay más detalles disponibles en esta etapa inicial.
La vegetación sería abundante en la ciudad, con espacios dedicados a la producción de alimentos, escuelas, áreas deportivas, hospitales, parques, estadios, hoteles y oficinas. De la misma forma, N-Ark también prevé incorporar un sitio de lanzamiento y aterrizaje para el transporte de cohetes, consolidando la destreza tecnológica de la ciudad.
Dada su naturaleza modular, a pesar de que inicialmente sería una pequeña ciudad y no una gran metrópoli, su expansión sería muy factible. El marco exterior de la ciudad tiene la forma del cuerpo de un barco, lo que le ayuda a actuar como una defensa contra los tsunamis, según los diseñadores.
Los residentes podrían «recibir telemedicina diariamentemediante la gestión y el análisis de los datos del área de vivienda de los dispositivos de anillo, el muestreo de sangre, el análisis del genoma y el sistema operativo de la ciudad», dice el comunicado de prensa de la compañía. Además, «al combinar datos médicos y datos genómicos, es posible evaluar con mayor precisión el estado de salud de las personas y recibir atención médica de vanguardia, como simulaciones de descubrimiento de fármacos y cirugía robótica remota con procesamiento aritmético en el centro de datos de borde submarino».
Los cálculos de N-Ark proyectan que habría alrededor de 2 millones de litros de consumo de agua por año y más 3.288 toneladas de basura anual. Se producirían casi 7.000 toneladas de alimentos y se generarían 22.265.000 kW de potencia. Todos estos datos requieren de un gran desafío a nivel de infraestructura.
La hoja de ruta de desarrollo de N-Ark actualmente marca el año 2030 para su finalización pero, por el momento, se desconocen las fases de la misma y cuanto costará su construcción. Tampoco se conoce su futura ubicación, pero sería interesante que un proyecto de estas características se llevase a término.