Esto es lo que le puede pasar al cerebro con un viaje espacial de larga duración

Un equipo de investigadores de la Universidad de Florida (EE. UU). ha tratado de desmitificar cómo reacciona el cerebro a un vuelo espacial prolongado. Este estudio, publicado en la revista Scientific Reports, responde al hecho de que la humanidad esté marcando el comienzo de una nueva era de exploración espacial en la que, no solo es más que probable que volvamos a pisar la Luna, sino que consigamos llevar humanos a otro planeta, como nuestro vecino planeta rojo, Marte. Y esto plantea muchas dudas y desafíos.

¿Cómo afectaría al cerebro un viaje de larga duración?

El cerebro humano y su reacción a la ausencia prolongada de la gravedad de la Tierra es un asunto de vital importancia para la época que se nos viene encima. Ahora, la investigación realizada por científicos estadounidenses sugiere que aquellos que se embarcan con frecuencia en viajes más largos deberían esperar aproximadamente tres años después de cada misión, dando tiempo para que se reinicien los cambios fisiológicos en sus cerebros.

Así, pasar tiempo en gravedad cero puede hacer que los huesos se descalcifiquen, los músculos se atrofien, el sistema inmunológico se debilite, también estar expuesto a dosis nocivas de radiación cósmica puede aumentar el riesgo de cáncer durante toda la vida y, a esta lista hay que sumar también las consecuencias para nuestro cerebro.

Los investigadores analizaron meticulosamente los escáneres cerebrales de 30 astronautas, tomados antes y después de sus viajes extraterrestres. Ocho de ellos fueron al espacio para una misión de dos semanas, 18 para seis meses y cuatro para un año. Se sometieron a imágenes de resonancia magnética (IRM) de sus cerebros antes de volar y, en promedio, seis días después de su regreso. Tal y como esperaban, observaron cambios en los ventrículos del cerebro cuando se compararon las imágenes de antes y después.

Neuronas

Cuanto más tiempo se pasa en el espacio, más grandes se vuelven los ventrículos

Descubrieron que pasar demasiado tiempo en el espaciopuede hacer que los ventrículos del cerebro (cavidades llenas de líquido cefalorraquídeo que amortiguan el cerebro, nutran los tejidos y eliminen los desechos) se hinchen significativamente (hasta en un 25%). La ausencia de una atracción gravitacional hace que el cerebro se desplace hacia arriba en el cráneo y hace que los ventrículos se expandan (esto es, la gravedad hace que nuestros fluidos estén distribuidos de forma uniforme y sintonizados adecuadamente).

Nos alegró ver que los cambios no aumentan exponencialmente, considerando que eventualmente tendremos personas en el espacio por períodos más largos”, apuntan los expertos.

Afortunadamente, es un proceso que de forma lenta pero segura, se va resolviendo. De ahí que los autores del artículo recomienden que todos los astronautas permanezcan en tierra durante períodos prolongados antes de que puedan volver a plantearse embarcarse en otra misión espacial.

«Estos hallazgos demuestran que la expansión del ventrículo continúa con los vuelos espaciales con una mayor duración de la misión», escribe la neurocientífica de la Universidad de Florida, Heather McGregor. Además, «los intervalos intermedios de menos de tres años pueden no permitir suficiente tiempo para que los ventrículos recuperen por completo su capacidad compensatoria». Los expertos afirman que esta expansión ventricular es el cambio cerebral más duradero observado como resultado de los vuelos espaciales.

Todavía no está claro qué efecto tiene el agrandamiento ventricular en la salud cerebral general de los astronautas, pero está claro que será importante analizar los efectos de los vuelos espaciales en grupos más grandes de astronautas para tener una idea más clara de cómo se ven afectados los diferentes cuerpos y cerebros.

«Todavía no sabemos con certeza cuáles son las consecuencias a largo plazo de esto en la salud y el comportamiento de los viajeros espaciales», expone Rachel Seidler, coautra del trabajo. Sin embargo, la prudencia dicta que permitir que el cerebro tenga el tiempo adecuado para recuperarse parece ser el camino en la dirección correcta.