Se trata de un sistema binario miembro del muy joven cúmulo estelar NGC 346. Es uno de los cúmulos estelares más jóvenes y masivos en nuestra vecindad galáctica y ha sido objeto de interés y estudio por parte de los astrónomos.
Según explican los científicos en su estudio publicado en la revista Astronomy & Astrophysics. Las estrellas en el sistema binario SSN 7 se orbitan entre sí cada tres días y están en contacto parcial e intercambian material entre sí, con una estrella alimentándose actualmente de la otra. Son las binarias de contacto más masivas observadas hasta ahora.
El nuevo descubrimiento, a cargo de investigadores del University College London (UCL) y la Universidad de Potsdam expone cómo estas dos estrellas chocarán en algún momento del futuro y crearán ondas masivas en el tejido espacio-tiempo antes de convertirse en agujeros negros. Sus órbitas comenzarán a decaer y se producirá un evento cataclísmico que será detectable a lo largo y ancho del cosmos.
Estos agujeros negros se formarán en solo un par de millones de años, pero luego se orbitarán entre sí durante miles de millones de años antes de chocar con tal fuerza que generarán ondas gravitacionales, ondas en el tejido del espacio-tiempo, que teóricamente podrían detectarse con instrumentos en la Tierra.
Los expertos analizaron una estrella binaria conocida (dos estrellas que orbitan el mismo centro de gravedad) utilizando varios observatorios terrestres y espaciales diferentes. Midieron diferentes bandas de luz provenientes de la estrella binaria (análisis espectroscópico), utilizando datos obtenidos durante múltiples períodos de tiempo por instrumentos en el Telescopio Espacial Hubble (HST) de la NASA y el Explorador Espectroscópico de Unidades Múltiples (MUSE) del Gran Telescopio de ESO en Chile, entre otros telescopios, en longitudes de onda que van desde el ultravioleta hasta el infrarrojo cercano.
Descubrieron que una de las estrellas en contacto, también conocida como binarios de contacto, probablemente se convertirá en un agujero negro y se alimentará de la otra estrella. Poco después, es probable que la otra estrella también se convierta en un agujero negro.
“Gracias a los detectores de ondas gravitacionales Virgo y LIGO, se han detectado docenas de fusiones de agujeros negros en los últimos años”, explicó el estudiante Matthew Rickard, del University College London y coautor del trabjo. «Pero hasta ahora todavía tenemos que observar estrellas que se predice que colapsarán en agujeros negros de este tamaño y se fusionarán en una escala de tiempo más corta o incluso comparable a la edad del universo”.
“Nuestro modelo de mejor ajuste sugiere que estas estrellas se fusionarán como agujeros negros en 18.000 millones de años. Encontrar estrellas en este camino evolutivo tan cerca de nuestra Vía Láctea nos presenta una excelente oportunidad para aprender aún más sobre cómo se forman estos binarios de agujeros negros”, concluyen los expertos.