Cómo una patada durante un partido de fútbol en 1984 hace peligrar la continuidad de un club de barrio de Argentina

El Centro Vecinal Unidos de Olmos fue demandado por más de 50.000 dólares, debido a una dura falta cometida hace 35 años.

RT.-En Argentina, y mucho más en medio de una pandemia, los clubes sociales de todos los barrios populares no solo ofrecen actividades deportivas, también resultan vitales como espacios de contención social. En la localidad de Lisandro Olmos, en las afueras de la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, el Centro Vecinal Unidos de Olmos cumple con creces esa premisa. 

En esta zona de pujanza y trabajo, donde se entremezcla urbanidad con quintas hortícolas, el apoyo comunitario y articulado del club resulta fundamental para cientos de familias. El año pasado, durante la cuarentena más dura, la institución recibió y repartió donaciones para los vecinos más necesitados

Pero ahora, el que precisa ayuda es el club, ya que enfrenta una demanda judicial millonaria que lo deja al borde de la desaparición, y la razón parece salida de un cuento de Roberto Fontanarrosa: el litigio es por una fatídica patada contra un rival, durante un partido de fútbol jugado en 1985. 

La fachada del club Unidos de Olmos, en las afueras de la ciudad de La PlataCortesía del Centro Vecinal Unidos de Olmos

Fundado el 5 de febrero de 1939 por inmigrantes italianos y españoles, Unidos de Olmos ofrece diversas actividades culturales y deportivas, pero su fuerte es el balompié. Fue campeón de la Liga Amateur Platense en 1984, 1985, 1993 y 2019.

Fue justamente en el torneo de 1985 cuando ocurrió la jugada que hoy hace peligrar la continuidad del club. En un día de lluvia y con la cancha embarrada, José Gutierrez, jugador de Olmos, salió al cruce de Eduardo Montero, del Círculo Cultural Tolosano, quien trasladaba la pelota hacia campo rival. 

A la carrera, Gutiérrez lanzó una patada con el afán de despejar la pelota, pero le erró y le dio de lleno a la pierna derecha de Montero, que apenas sintió el contacto escuchó el ruido de su hueso al resquebrajarse. Gutiérrez fue expulsado y el partido siguió, aunque el lesionado tuvo que ser trasladado en ambulancia al hospital. 

El resultado fue una fractura expuesta de tibia y peroné que derivó en otras complicaciones clínicas. A las pocas semanas del accidente, cuando le sacaron el yeso a Montero, tenía una infección necrosante. Tuvieron que amputarlo por debajo de la rodilla. 

Hinchas de Olmos alientan al equipo desde la tribunaCortesía del Centro Vecinal Unidos de Olmos (Facebook)

Hoy, 35 años después de ese episodio, el juicio por daños y perjuicios iniciado por la familia del damnificado está por resolverse. Aunque en la actual comisión directiva del club nadie recordaba lo ocurrido aquella tarde, un llamado del hijo del jugador dañado encendió las alarmas, ya que la sentencia establece el remate de cuatro lotes de terreno, justamente donde se ubica la cancha de Olmos. De ejecutarse, el club quedaría en la ruina, ya que es allí donde se desarrollan todas las actividades. 

Luis Pérez es un exjugador del equipo de fútbol, hace cuatro años que es dirigente y desde hace dos ocupa el cargo de presidente. Nunca estuvo al tanto de la demanda y asegura que los anteriores directivos le habían restado importancia, no respondían las notificaciones probablemente porque «no creían que un club social pudiera ir a remate».

«Cuando recibí el llamado no sabía de qué me hablaba el hombre hasta que me reenvió el expediente y, después de hablar con el abogado del club, me di cuenta de que todo era verdad», le cuenta Pérez a RT. 

Los Montero no tienen la intención de que se remate el terreno, pero exigieron como resarcimiento económico la suma de cinco millones de pesos (unos 51.000 dólares), una cifra que resulta «imposible» de afrontar para una institución que apenas cuenta con los ingresos de unos pocos socios que pueden pagar la cuota. 

Por eso, el club propuso una colecta mediante un bono contribución de 300 pesos (tres dólares) o aportes voluntarios, aunque, reconocen, difícilmente puedan conseguir la cantidad de dinero necesaria para frenar el embate judicial.