Camila fue coronada como nueva reina del Reino Unido en la Abadía de Westminster, asumiendo un nuevo y más destacado papel junto al rey Carlos III.
Estuvo siempre presente al lado de Carlos mientras él lloraba públicamente la muerte de su madre, la difunta reina Isabel II, y asumía su nuevo papel. Es el amor de su vida, además de su consejera y confidente durante décadas.
Desde que se casó con Carlos en 2005, Camila ha trabajado duro como miembro de la realeza, apoyando a su marido y defendiendo organizaciones benéficas que ayudan a mujeres y niños. Pero a algunos británicos les cuesta olvidar, o perdonar, la larga relación extramatrimonial de la pareja y el dolor que causó a la primera esposa de Carlos, Diana, princesa de Gales.
Sin embargo, con su tacto común y su capacidad para disipar la tensión en una habitación, Camila se convirtió rápidamente en una valiosa persona para la familia real y el Gobierno británico tras casarse con Carlos en 2005.
Definió su propio papel en la realeza, defendiendo causas cercanas a su corazón, como la alfabetización infantil, el apoyo a las víctimas de la violencia doméstica y la concienciación sobre la osteoporosis, enfermedad que afectó a su madre y a su abuela.
Además de estas responsabilidades, Camila también se ha convertido en una «abuela profesional», como dijo uno de sus ayudantes a CNN en 2013.