El litio se ha convertido en el nuevo oro. Aunque en los últimos meses la caída de precio ha sido una constante, el mineral sigue generando un gran atractivo para las compañías. Aunque no solo para las compañías, también para los países que buscan la manera de rentabilizar lo que tienen dentro de sus fronteras.
México, por ejemplo, anunció que nacionalizaría el minado del mineral. La idea era conseguir que los beneficios de la explotación del mismo se quedaran en el país y repercutiera en mejorar su economía. La región es clave para que los fabricantes de coches eléctricos, atraídos por los beneficios fiscales estadounidenses, se beneficien de su cercanía.
Sin embargo, no todo parece funcionar en México. Al anuncio, las empresas se han mostrado recelosas en compartir sus beneficios con el Estado y éste se ha encontrado con la dificultad para poner en marcha las minas. De momento, no tienen recursos para hacerlo pero tampoco hay demasiadas compañías que estén dispuestas a colaborar con las instituciones locales.
El problema es que la mayor parte de los beneficios del litio no están en el minado y sí en la transformación del mineral. El verdadero negocio no está en extraerlo, está en hacerlo útil para su uso en baterías de coches eléctricos, entre otros. Sin esta posibilidad, muchas empresas no le encuentran beneficio a, exclusivamente, extraer el mineral.
Chile busca revertir la situación
Algo similar parece estar sucediendo en Chile. El país ha decidido que tendrá que el Estado debe tener una participación mayoritaria en las compañías que se propongan extraer litio en el país. Una decisión que está complicando la inversión de nuevas empresas, según Bloomberg.
“El dinero es un cobarde, se escapa a la primera señal de problemas”, ha resumido al medio económico Robert Friedland, presidente de la compañía Ivanhoe Mines. Según el directivo, los planes del Gobierno chileno desalentarán la inversión en un país que se cree que tienen las segundas reservas de mayor tamaño del mundo de este mineral.
El movimiento tampoco es raro en la industria. Como decíamos, México también ha puesto la condición de extraer ella misma el litio pero en regiones más pequeñas donde también se esperan grandes yacimientos de litio, como Extremadura, se ha puesto como condición la transformación del mineral en la propia región, para evitar que la mayor parte de los beneficios vuelen a otros países.
Los movimientos políticos tampoco son casuales. En estos momentos, el mineral tiene un precio altísimo a pesar de su caída y que una mina funcione a pleno rendimiento puede llevar hasta una década. Por ello, aunque haya mucho litio por explotar, consultoras como Morgan Stanley siguen apuntando a la escasez en los próximos años.
De hecho, esta escasez se sitúa en un 22% para 2030. Europa se ha lanzado al coche eléctrico y algunos analistas avisan desde hace tiempo que la región no produce las baterías suficientes. China también se ha lanzado de lleno al coche eléctrico y cada día vende más y más vehículos de este tipo.
Por tanto, es de esperar que el litio mantenga sus precios en los próximos años y se estabilice. Al menos eso es lo que sostiene Huaan Securities Co en un análisis para Bloomberg. Cameron Perks en Benchmark Mineral Intelligence sostenía unas consecuencias similares para los próximos años.
El problema es que, aunque se tengan numerosas reservas, la demanda tendrá que seguir siendo muy superior a la oferta de litio para mantener estos precios. Sin embargo, en los últimos meses cada vez son más las compañías que se afanan por encontrar y explotar nuevos yacimientos, lo que aumenta esta última. Incluso algunos fabricantes de vehículos se han aliado con empresas mineras para garantizarse el suministro.
La duda es si el movimiento chileno le saldrá rentable al Gobierno o, por el contrario, dejará escapar la oportunidad de sacar beneficio ahora que el precio del mineral sigue alto.