A menudo miramos con maravilla las construcciones del pasado, preguntándonos a veces con un aire paternalista, cómo sería posible que los antiguos levantaran esas construcciones. Y la verdad es que estas estructuras aún guardan algunos secretos. El último en ser desvelado es el del mortero que empleaban los antiguos Mayas.
Una mezcla duradera. Un equipo de investigadores de la Universidad de Granada ha logrado desentrañar la receta que utilizaban los Mayas para crear morteros y estucos de cal con los que fijaban el resto de materiales de sus construcciones. El compuesto no sólo se basaba en materiales inorgánicos sino que aprovechaban compuestos como los que dan su característica dureza a las conchas de los moluscos.
Una mezcla duradera. Un equipo de investigadores de la Universidad de Granada ha logrado desentrañar la receta que utilizaban los Mayas para crear morteros y estucos de cal con los que fijaban el resto de materiales de sus construcciones. El compuesto no sólo se basaba en materiales inorgánicos sino que aprovechaban compuestos como los que dan su característica dureza a las conchas de los moluscos.
Las mezclas que empleaban contenían un cemento de cristales de calcita (CaCO3). Según los investigadores, estos cristales contienen características nano- y mesoestructurales (es decir, en escalas entre la atómica y la micrométrica) semejantes a los biomateriales, también de calcita, que hacen que las conchas de los bivalvos sean tan resistentes.
“Hasta la fecha no se sabía cuál era el secreto por el que los monumentos construidos por los antiguos constructores Mayas, en muchos casos, presentan en la actualidad un estado de conservación excelente, a pesar de haber estado expuestos durante más de mil años a un clima tropical muy agresivo” explicaba en una nota de prensa Carlos Rodríguez Navarro, uno de los autores del estudio.
Más de 1.000 años en pie. Los investigadores analizaron en su trabajo el sitio arqueológico de Copán, situado en al oeste de Honduras. Lo que hoy son unas ruinas bien preservadas en su momento fue una de las más importantes ciudades Mayas del periodo clásico mesoamericano. La ciudad fue construida entre los siglos IV e IX, redescubierta por los conquistadores españoles en el siglo XVI y excavada ya en el siglo XIX.
Los investigadores trataron de comprobar si las técnicas de construcción presentes en las culturas de la zona hoy por hoy podían estar vinculadas con los usos arquitectónicos precolombinos, por lo que se lanzaron a indagar en los posibles paralelismos.
Estas técnicas contemporáneas incluyen el uso de compuestos orgánicos en los morteros de cal como compuesto endurecedor. Y es que las calcitas orgánicas, como en el caso de las conchas de los moluscos, muestran niveles de dureza mayor que las inorgánicas.
Gracias a los avances técnicos. Su análisis, los investigadores recurrieron a análisis en alta resolución como microscopía electrónica de transmisión (TEM) y difracción de rayos X de alta resolución a través de radiación sincrotrón, explican los autores. Consiguieron así comprobar las semejanzas entre las técnicas ancestral y moderna.
“Para ello, preparamos réplicas de morteros de cal dosificados con extractos ricos en polisacáridos de corteza de árboles comunes en el área maya, como es el caso del chukum (Havardia albicans) y el jiote (Bursera simaruba)”, explicaba Rodríguez Navarro. “Nuestros resultados analíticos demuestran que las réplicas tienen características similares a las de los antiguos morteros y estucos mayas que contienen compuestos orgánicos”.
Los detalles de la investigación han sido publicados recientemente en un artículo en la revista Science Advances.
Biomimetismo ancestral. Él ser humano ha tratado siempre de imitar las técnicas y trucos que observamos en nuestro entorno para beneficio propio. Sin embargo es tan solo ahora que hemos dado un nombre a esta imitación: biomimetismo.
El uso de materiales orgánicos para crear estructuras más resistentes es un ejemplo arcaico de algo que hoy en día podemos ver desde la forma de algunos aviones hasta el sonar de los submarinos. Entender cómo beneficiarnos de los trucos creados a partir de millones de años de evolución puede ayudarnos en muchos de nuestros proyectos como humanidad.
Como señalan los investigadores implicados en este último descubrimiento, éste no es una excepción. Algún día, materiales basados en estos descubrimientos podrían emplearse en distintos ámbitos, desde la preservación del patrimonio hasta la construcción de nuevos edificios más sostenibles.