El futuro del coche eléctrico pasa por el enchufe público. Pero no sólo hablamos de las electrolineras y los necesarios puntos de recarga rápidos en las carreteras, hablamos de ampliar las posibilidades a lugares donde las gasolineras, por evidentes temas logísticos, no han podido llegar. Aquí, el coche eléctrico tiene un gran aliado: los supermercados.
En España, Mercadona o Decathlon ya han anunciado que instalarán miles de enchufes públicos para que los clientes y los usuarios de coches eléctricos puedan poner a recargar sus vehículos. Ahora, Walmart en Estados Unidos es la que se suma a una tendencia que empieza a dejar de ser novedosa.
Una de las grandes superficies más famosas del país ha confirmado que multiplicará el número de enchufes disponibles en los próximos años. De momento, no ha dado detalles concretos de cuál será su oferta pero sí asegura que quiere convertirse en una importante red de apoyo para el comprador de coche eléctrico que no disponga de carga doméstica.
Según sus cuentas, el 90% de los estadounidenses vive a menos de 10 millas (poco más de 16 kilómetros) de uno de sus supermercados, por lo que dicen poder ofrecerse como un espacio habitual de recarga para sus vehículos. De momento, Walmart tiene disponibles casi 1.300 cargadores repartidos en 280 ubicaciones. Sin embargo, aspira a multiplicar estos números y repartir los enchufes por las más de 4.700 superficies con las que cuenta en estos momentos y más de 5.000 si se cuentan los Sam’s Club.
«Tenemos la capacidad de afrontar la ansiedad por la carga de una manera que nadie más puede en este país», ha apuntado Vishal Kapadia, vicepresidente de Transformación Energética de Walmart.
Una red densa para el coche eléctrico
En Axios señalaban que, como en España, hay un problema fundamental en Estados Unidos para la expansión del coche eléctrico: la red de recarga. En su artículo apuntan al eterno círculo vicioso: sin infraestructura suficiente, es más complicado que el cliente del coche eléctrico acabe por formalizar la compra. Sin coches suficientes en el mercado, las compañías no tienen tanta presión por aumentar su infraestructura.
La gran baza que tiene el coche eléctrico es que la oferta de enchufes (aunque no sean rápidos) puede ir mucho más allá de donde han podido llegar las gasolineras. Es cierto que algunas grandes superficies tienen sus propias gasolineras junto a sus locales pero esto suelen encontrarse en polígonos comerciales o a las afueras de la ciudad.
La carga de un coche eléctrico, sin embargo, puede llevarse a cabo en las entrañas de una urbe sin que esto suponga un problema logístico, se multiplican las opciones de carga y, hasta que se generalice, puede suponer un atractivo más para atraer a nuevos clientes. La recarga en destino es una opción muy jugosa para quien cuenta con un vehículo enchufable.
Desde Reuters señalan que Walmart quiere tener, al menos, cuatro enchufes disponibles en todas y cada una de sus tiendas y que estos sean de corriente continua. La agencia de comunicación también señala que la superficie comercial está pensando en actuar de forma individual, sin depender de terceros para contar con un mayor control sobre los enchufes.
Si estas promesas se cumplen, Walmart sumaría más de 20.000 enchufes rápidos de corriente continua a un país que, en estos momentos, suma 30.000 enchufes rápidos repartidos por toda su superficie. Son más puntos de recarga de todos los que tiene España disponibles en estos momentos (sumando carga rápida y lenta).
La intención de Walmart es, además, no solo atraer a potenciales clientes a su superficie con recargas de conveniencia, también ofrecerse como una alternativa a otras operadoras eléctricas y, por tanto, poder actuar como electrolineras en lugares que de momento son desiertos de enchufes rápidos. Es decir, ofrecerse como opción para quienes no cuentan con carga doméstica.
Aunque en el caso de España, Decathlon trabajará con EDP y Mercadona con Iberdrola o Repsol, es un caso parecido al de Walmart. La intención de la superficie de productos deportivos en nuestro país es ofrecer recargas lentas gratuitas pero también otras rápidas a 50 o 150 kW que se utilicen cobrando a los clientes precios similares al del resto de operadores.