«Bambi traumatizó a los niños durante décadas»: Tarantino tiene razón y el relato original era aún peor

Este fin de semana el director de cine Quentin Tarantino cumplía el sueño cinéfilo de cientos de españoles de conocer al director de la inigualable Pulp Fiction. Se pasó por Barcelona para presentar en España su debut como escritor de no ficción, su nuevo libro Meditaciones de Cine, un viaje a través de su adolescencia y cómo despertó su pasión por el séptimo arte.

En una charla distendida y cálida, el director habló de las películas que más le marcaron de joven y también de las que más le impactaron cuando era niño. Mencionaba la violenta Deliverance, de John Boorman, que vio cuando tenía solo 9 años. Film en el que se muestra sin tapujos la violación de un hombre, pero explicaba que, aunque no sabía muy bien qué pasaba, era algo que podía entender dentro del contexto y que «aunque ese tipo de películas fueran duras, no significaba que lo pasara mal».

Sin embargo, también ha mencionado otra película para la que no estaba preparado cuando la vio y que le perturbó más que cualquier otra: Bambi.

«Esa película ha traumatizado a los niños durante décadas. Fue demasiado bestia para mí y no conseguí soportarlo», comentaba el director. «Bambi extraviado al separarse de su madre, los disparos del cazador contra ella y el horroroso incendio forestal me afectaron más que cualquier otra de las imágenes que vi en el cine», contaba y añadía: «Era como ver el apocalipsis desde el punto de vista de los animales».

En su libro recién publicado también dedica unos párrafos a la película de animación: «Creo que, incluso más que la dinámica psicológica de la trama, el inesperado giro trágico de la película fue lo que me causó tal conmoción. Los anuncios de televisión no ponían de relieve la verdadera naturaleza de la película. Por el contrario, se centraban en las travesuras de los entrañables Bambi y Tambor. Nada me preparó para el desgarrador giro en los acontecimientos. Recuerdo que mi pequeño cerebro exclamó el equivalente en un niño de cinco años a: «¿Qué coño está pasando aquí?». Creo que, si hubiese estado más preparado para lo que iba a ver, lo habría procesado de manera distinta».

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Un clásico de terror

El clásico de Walt Disney de 1942 es recordada, quizás más que cualquier otra película hecha para niños, por sus momentos trágicos: el asesinato de la madre del héroe y el incendio forestal que amenaza con la aniquilación de todos los personajes principales. Stephen King dijo que Bambi fue la primera película de terror que vio, y Pauline Kael, la crítica de cine, afirmó que nunca había conocido a niños tan asustados por películas para adultos como lo estaban por Bambi. Incluso fue incluida en la revista Time como una de las «25 mejores películas de terror» de todos los tiempos.

Bambi también desmonta la idea errónea de que las primeras producciones de Disney se hicieron para niños. Hay que tener en cuenta que en 1942 no existía un público infantil separado. Habían pocas producciones al año y el público de todas las edades acudía en masa a deleitarse con el espectáculo que hubiese ese día.

También resulta que, durante la producción del film, la muerte de la madre no iba a ser la única escena traumática. Walt Disney quiso insertar otra escena incluso más espantosa. Paul Felix, un artista de desarrollo visual en Disney Animation, explicaba en una entrevista que «Walt Disney quería una imagen de la mano muerta del hombre que terminaba la secuencia del fuego. El simbolismo de cómo los hombres crean el fuego y luego son destruidos por él. Esta escena llega al final de la película, que ya es bastante intensa. ¿La idea de agregar un cadáver? Era demasiado».

Bambi no tuvo mucho éxito cuando se estrenó por primera vez ya que la audiencia se vio mermada por la Segunda Guerra Mundial. Además, a diferencia de las producciones anteriores de Disney, no presentaba magia ni al ratón Mickey. Sin embargo, con el tiempo, la que también era la película favorita de Walt, se convirtió en una de las películas más populares en la historia de la industria. En palabras del historiador ambiental Ralph Lutts: «Es difícil identificar una película, historia o personaje animal que haya tenido una mayor influencia en nuestra visión de la vida silvestre».

Como decíamos, la cinta no se basa en un cuento de hadas, fue una adaptación de Bambi: A Life in the Woods, una novela de 1922 del escritor y crítico austrohúngaro Felix Salten. Y lo cierto es que el libro original es mucho más oscuro que el clásico de Disney, con un mensaje mucho más sombrío sobre la humanidad. Hay que mencionar que la versión en inglés, traducida en 1928 por Whittaker Chambers, obtuvo excelentes críticas y vendió 650.000 copias antes de que saliera la película. Pero la versión original fue prohibida y quemada en la Alemania nazi, donde se consideraba una parábola sobre el trato a los judíos en Europa.

La naturaleza violenta del libro

Tal y como se comenta en este ensayo del New Yorker, es bastante de extrañar que Félix Salten escribiera Bambi, ya que era un ferviente cazador que, según sus propias estimaciones, disparó y mató a más de doscientos ciervos. También era una figura con bastantes pocas papeletas para escribir una de las historias infantiles más famosas del siglo XX, ya que escribió una obra sobre pornografía infantil.

Bambi

De hecho, en comparación con el film de animación, los fans de Salten critican cómo Disney distorsionó drásticamente el material original. Aunque los animales de la novela también hablan y crean amistades, sus relaciones suelen ser bastante violentas. En solo dos páginas, un zorro destroza un faisán muy querido, un hurón hiere fatalmente a una ardilla y una bandada de cuervos ataca al joven hijo de Friend Hare, el conejo dulce que se convierte en Tambor en la película, dejando que muera lentamente. Más tarde, el propio Bambi casi mata a golpes a un rival que suplica piedad, mientras Faline mira, riendo.

El escritor hizo hincapié en que el objetivo de Bambi era educar a los lectores ingenuos sobre cómo es la naturaleza en realidad, donde la muerte es parte de la vida, así como el hambre, la competencia y la depredación. Y tampoco es que pintara demasiado bien a los seres humanos. Todo lo contrario: su impacto en la naturaleza también es mucho más destructivo en el papel.