«La era de la IA ha comenzado». Palabra de Bill Gates. Para el cofundador de Microsoft el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) es tan fundamental como lo fue en su momento la invención del microprocesador, el ordenador personal, internet o el teléfono móvil. Y sí, probablemente es una valoración con la que la mayor parte de los entusiastas de la tecnología estamos de acuerdo.
Gates prevé que la explosión de esta innovación cambiará profundamente la manera en que trabajamos, aprendemos, viajamos y nos comunicamos. Incluso transformará cómo recibimos la atención sanitaria cuando la necesitamos. Muchos de los servicios que utilizamos en nuestra día a día se adaptarán a esta nueva realidad, y si nos ceñimos al ritmo con el que se está desarrollando la inteligencia artificial parece razonable asumir que algunos de estos cambios llegarán pronto.
OpenAI, la empresa que está detrás del desarrollo de ChatGPT y GPT-4; Midjourney; o Runway Research, el equipo detrás de Stable Diffusion, son algunas de las organizaciones responsables del software que tantos titulares está acaparando. Sin embargo, hay otro ingrediente en la receta de la inteligencia artificial que no podemos pasar por alto: el hardware sobre el que se ejecutan estos servicios. De hecho, es un mercado demasiado goloso para pasarlo por alto.
Según la consultora AMR (Allied Market Research) en 2031 el mercado de los chips para aplicaciones de inteligencia artificial tendrá un volumen de facturación de más de 263.000 millones de dólares. Es una auténtica barbaridad, sobre todo si tenemos presente que en 2021 su negocio ascendió a poco más de 11.000 millones de dólares. Esta última cifra no está nada mal, pero palidece al enfrentarla al crecimiento que vaticinan los expertos.
NVIDIA y AMD parten con ventaja
Estas son las dos empresas que dominan actualmente el mercado del hardware gráfico dedicado. Sus GPU incorporan unidades funcionales especializadas en resolver operaciones matriciales que admiten una gran paralelización, así como unidades adicionales concebidas expresamente para ejecutar de forma eficiente las operaciones que requieren los algoritmos de aprendizaje profundo y la computación de alto rendimiento. En definitiva, a los procesadores gráficos se les dan bien los algoritmos de inteligencia artificial.
Actualmente NVIDIA lidera el mercado de los chips de IA con mucha contundencia. La compañía que dirige Jensen Huang apostó por el desarrollo de este tipo de circuitos integrados especializados antes que la mayor parte de sus competidores, lo que le ha dado una ventaja que ahora parece decisiva. De hecho, su cuota en el mercado de las GPU roza el 80%, una cifra impactante que aglutina tanto las tarjetas gráficas dedicadas como los chips para aplicaciones de IA utilizados en los centros de datos.
Esta posición de liderazgo está ayudando a NVIDIA a capear el temporal que está lastrando a buena parte de las compañías de tecnología, y que está desencadenando miles de despidos en todo el planeta. Tanto es así que durante las últimas semanas su valor de mercado se ha incrementado en 70.000 millones de dólares, lo que le ha permitido superar los 580.000 millones de dólares. Es sorprendente, pero actualmente el valor de mercado de NVIDIA es cinco veces mayor que el de Intel. Y los chips de IA son en gran medida los responsables.
AMD está lejos de las cifras de NVIDIA, pero también tiene una posición robusta en el mercado de las GPU y los chips para aplicaciones de IA. De hecho, su cuota en el mercado de los procesadores gráficos dedicados es aproximadamente del 20% (de nuevo, esta cifra aglutina las GPU y los chips de IA). Según Harsh Kumar, un analista de la empresa financiera y de inversiones Piper Sandler, «NVIDIA y AMD lideran la revolución de la IA en el ámbito del hardware con una superioridad insultante».
Actualmente, según Reuters, Intel tiene una cuota en el mercado de los circuitos integrados para aplicaciones de IA inferior al 1%, lo que la coloca en una clara desventaja frente a NVIDIA y AMD. No obstante, no es en absoluto la única compañía que aspira a hacerse con una porción de este pastel. Google, IBM, Qualcomm, Samsung o Huawei persiguen lo mismo, y algunas empresas menos conocidas, como las chinas Vastai y Shanghai Think Force Electronic Technology, o la surcoreana Sapeon, también intentan abrirse paso en este mercado. Será interesante comprobar cómo evoluciona durante los próximos meses.