Cada vez tenemos más alternativas a la carne, y una de las que más promesas ofrece es… también carne. Carne de laboratorio, eso sí. Ahora una empresa australiana ha anunciado una creación algo distinta: una (enorme) albóndiga de mamut. Por ahora es tan solo un reclamo publicitario para poner sobre la mesa el debate sobre las alternativas de laboratorio a la carne “convencional”.
Made in Australia. Ha sido una empresa australiana la que, adelantaba el diario The Guardian, se había puesto manos a la obra en la creación de albóndigas de carne de mamut hechas a partir de carne cultivada en laboratorio. Este factor podría parecer obvio, pero los nuevos esfuerzos en resucitar especies de la extinción (incluida esta) da pie a concretarlo.
Marketing para un cambio de hábitos. Hay truco. Más o menos. Este “prototipo” de albóndiga no ha sido creado para consumo humano. El motivo según la empresa es que, al tratarse de una carne ya desaparecida es difícil predecir cómo reaccionaría nuestro cuerpo ante sus proteínas.
Entonces… ¿por qué todo este esfuerzo? Según los responsables del ingenio, el objetivo de esta estrategia de marketing no es tanto introducir su startup sino amplificar el debate sobre nuestro consumo cárnico y, especialmente, sobre la introducción de alternativas más respetuosas con el medio ambiente. Como la carne de laboratorio.
Es por eso que aseguran haber escogido el mamut para esta llamativa presentación. El mamut sería en este sentido un símbolo de las consecuencias de la sobreexplotación de recursos, entre ellas, la extinción de algunas especies. Los responsables también se plantearon replicar la carne de dodo para su menú, pero acabaron decantándose por el mamut al conocer en mayor detalle su genoma.
La receta. Mamut y dodo son dos de los protagonistas del gran proyecto de deextinción del que hemos hablado en los últimos meses. El proceso llevado a cabo por Vow tiene algunos paralelismos con el de Colossal.
La “receta” de esta carne parte de una de las secuencias parciales de ADN de mamut que se conservan. Concretamente el gen que produce la mioglobina, una proteína relacionada con el sabor propio de la carne.
Esta información genética se combina con ADN de elefantes modernos, y la nueva secuencia genética es introducida en mioblastos, las células a partir de las que se crean los tejidos musculares, procedentes de ovejas. Las nuevas células se replican hasta lograr la carne deseada.
¿Y a qué sabe eso? Esto implica que, como los mamuts que resucitarán serán más bien una especie híbrida entre mamuts prehistóricos y elefantes modernos, estas albóndigas tendrán una composición que podría verse como una mezcla entre elefantes, mamuts y ovejas.
Habrá que esperar para degustar estas albóndigas. Según la agencia Reuters, presente en la presentación del alimento, la albóndiga tiene el aroma de carne de cocodrilo (lo cual no será de gran ayuda para la mayoría). No está claro si la empresa continuará buscando la viabilidad de esta receta o si después de esta estrategia de marketing se dedicarán a la producción de carnes de laboratorio más “contemporáneas”.
En cualquier caso el debate queda abierto. Y por supuesto hay quienes han criticado ya la iniciativa. “Cuando piensas en el mamut lanudo, ¿piensas en ‘el futuro de la alimentación’? Yo no. Qué será lo siguiente, ¿hamburguesas de oso polar? ¿cocido de tortuga marina?” protestaba Isaac Schultz desde Gizmodo.
Alternativa más sostenible. Sin embargo la carne de laboratorio sí está demostrando ser una alternativa más ecológica a la carne convencional. La clave estaría en el consumo de agua, menor en el laboratorio que en la industria cárnica, así como en las menores emisiones de metano asociadas. El efecto neto podría depender del mix energético y de sus emisiones.
Aunque por ahora solo es legal en Singapur, la carne de laboratorio avanza y va convirtiéndose en una alternativa a la carne de origen animal. Es pronto para avanzar los efectos sobre industria cárnica y ganadería, pero es fácil anticipar que se trata de un debate que nos acompañará durante las próximas décadas.