De igual manera que la presión arterial, el ritmo cardiaco, la temperatura o la frecuencia respiratoria son indicadores de las funciones vitales del cuerpo humano, existen métricas que permiten chequear la salud financiera de una persona o de una empresa.
El diagnóstico del bienestar financiero se centra en cuatro aspectos fundamentales: capacidad para gestionar ingresos y controlar gastos, liquidez para pagar facturas y hacer frente a imprevistos, nivel de deuda sostenible y planificación a largo plazo.