Tenemos que hablar del Tenebrio molitor, el gusano de la harina. En 2021, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria concluyó que el consumo de las larvas de esta especie de coleóptero no planteaba problemas de seguridad.
Podía, cómo no, generar alguna reacción alérgica, pero no había ningún problema con que se usara como ‘snack’ o como ingrediente para otros alimentos. Se trataba del primer insecto que recibía esta aprobación, pero eso no es lo más interesante.
Una alimentación que ya es el presente. Al fin y al cabo, en enero de 2018 había entrado en vigor el reglamento de nuevos alimentos y la EFSA recibió una avalancha de solicitudes que, entre toneladas de productos derivados de plantas y algas o frutas no autóctonas, había muchos (pero muchos) insectos. Es decir, era cuestión de tiempo.
90.000 metros cuadrados de presente. Y es que, por mucho que esperáramos que los insectos se convirtieran en un parte del sistema alimentario actual, no estaba dentro de nuestras expectativas que, en fin, España se convirtiera en una superpotencia de este tema.
Pero vamos camino de eso. Tebrio, la empresa biotecnológica salmantina que puso en marcha la primera planta europea que utilizaba insectos para alimentación animal, está a punto de empezar la construcción de la mayor granja de insecto del mundo. Un bicho capaz de producir hasta 100.000 toneladas anuales de productos derivados del gusano de la harina.
¿Qué se hace con eso? Porque, sobre el papel, lo de usar gusanos como «snack o ingrediente» puede sonar bien. Pero ¿alguien se lo plantea en serio? Es decir, ¿hay mercado para 100.000 toneladas de proteína de gusano? Afortunadamente, no es solo (ni principalmente aún) para consumo humano.
De los gusanos de la harina también se puede extraer una grasa de alta calidad que ya, soy consciente que tiene el mismo problema. Problema que se subsana, fundamentalmente, dándoselo de comer a los animales. Además y por si fuera poco, el Tenebrio molitor es una fuente muy interesante de biofertilizante y quitosano. El quitosano es un biopolímero que se suele extraer de los crustáceos y se usa como fungicida (aunque tiene algunas aplicaciones en la industria del vino).
Mucho, muchísimo por hacer. Los insectos quieren ser parte de la dieta del futuro, pero Occidente no se da por aludido. El rechazo hacia la ingesta de estos bichos es enorme, pese a que en otros muchos lugares del mundo son platos tremendamente populares. Por eso, no deja de ser curioso que, de una forma u otra, España empiece a posicionarse como una superpotencia de esta nueva frontera del sector agroalimentario.